2020 fue un año de recesión económica profunda, derivado del cierre de y/o ralentización de las actividades productivas por las restricciones sanitarias ante el COVID-19. Se estima que el PIB se contrajo 8.2%. 2021 fue un año para restaurar los niveles normales y sin duda hubo muy alentadores signos de recuperación, no obstante, aún insuficientes si queremos comparar con 2018. Se calcula un crecimiento del PIB de alrededor del 5% como total del 2021. Arriba de lo anticipado a inicios de año por más de 1%. Así que los optimistas financieros tuvimos motivos para enorgullecernos. La OCDE anticipa un crecimiento de la economía de un 3.3% en 2022 con una tendencia a la baja para 2023.

La recuperación económica muestra claros avances en importantes sectores como la agricultura, la industria y los servicios. El turismo, actividad toral de la economía mexicana, aún no restablece sus niveles previos a la pandemia, aún debajo por casi 30%; conforme la pandemia ceda terreno y las restricciones para los viajeros se relajen también podemos ser optimistas. Si lo que algunos analistas han apuntado, el fin de la pandemia y la transformación o reclasificación del COVID-19 como una enfermedad endémica, con la que conviviremos en el futuro de forma controlada y aceptable, sucede cerca del cierre del primer semestre, sin duda significará un repunte histórico.

Recordemos que México fue de los pocos países que no implementó ningún tipo de estímulo fiscal para enfrentar la pandemia, apostando por una recuperación lenta, pero sin deuda o déficit en la inversión pública. No obstante, indirectamente el plan de estímulos fiscales y monetarios implementado por Estados Unidos benefició a México en 2 rubros importantes: las remesas (incremento de 26.7%) y las exportaciones. Este último rubro sufrió estragos debido a diferentes eventos que entorpecieron las cadenas de suministros, su normalización prevista para 2022 representará un estímulo importante para la industria mexicana.

Los empleos perdidos van recuperándose poco a poco. Aunque la inflación ha crecido demasiado, y es un elemento para mantener vigilado durante todo el año; la actividad tiende al alza en todos los sectores, y ese es un indicador alentador que nos permite mantenernos optimistas. Como nunca antes se advierte una correlación entre el aumento de la población vacunada y la certidumbre en los mercados.

Ampliar y mejorar el acceso a los servicios financieros es una necesidad sentida y un reto omnipresente en las instituciones financiera. Somos optimistas ante un panorama que lo permite, aunque no exento de riesgos. Confiamos en las autoridades y entidades responsables de normar y encauzar la economía del país, confiamos en la solidaridad, ingenio y habilidad de los mexicanos. Pero nuestro optimismo se cimenta en el trabajo y el compromiso, y se expresa en forma de productos y servicios financieros, cualquiera que sea el panorama y como se desarrolle queremos que nuestros clientes sepan que estamos listos para respaldarlos y acompañarlos.